El anillo de compromiso perfecto

 Antes de la boda, de los felices para siempre, del primer baile, del sí quiero y de comer perdices, hay un momento que lo cambia todo, es el inicio del camino. Ese increíble momento en el que ellos se quedan sin respiración y que ellas tardan en procesar un par de segundos. Las habrá que llorarán, que reirán e incluso, de las que se prometieron no hacer nunca ni una cosa ni la otra, pero que, irremediablemente, se convierte en el instante más romántico de nuestras vidas, la pedida de mano, el anillo de compromiso.

Pero antes de todo eso es cuando comienzan las eternas dudas, ¿cómo debe ser el anillo de compromiso?, ¿cuánto debo gastarme?, ¿qué piedra preciosa utilizar? o ¿cuáles son las tendencias? Aunque hay algo que siempre se tiene claro, una joya que demuestre su amor y que sea para siempre.

Unas semanas antes de ese momento repleto de romanticismo, en alguna joyería del mundo se repite la misma escena. Un hombre esta por la puerta, aparentando seguridad y confesando, unos minutos después, sus intenciones. Quiere un anillo pero no tiene ni idea de cómo elegirlo.

El anillo de compromiso es considerado como símbolo del amor verdadero y del compromiso. Las sortijas de pedida pueden variar en piedras, diseño y estilo, pero todos ellos tienen el mismo propósito, simbolizar la unión de dos personas para siempre. Además, un hecho innegable es que a todas las mujeres les encantan estas hermosas piezas de joyería.

Seguro que todas tenéis en mente la imagen de Audrey Hepburn mirando el escaparate de una joyería de la Quinta Avenida de Nueva York, pero los anillos de compromiso tienen una historia que empieza con los egipcios que utilizaron esta joya para diversos fines y símbolos. La antigua civilización egipcia creía que los dedos, concretamente en el cuarto de mano izquierda, se encontraba la vena amoris, conectada directamente con el corazón. Aunque fue a este pueblo a quien se le atribuye la invención de los anillos, realmente fueros las civilizaciones griegas y romanas quienes los utilizaban en las relaciones de pareja.

Realmente el primer anillo de compromiso con diamantes no se entregó hasta el siglo XV. Maximiliano de Austria se lo entregó a María, hija del duque de Borgoña. En un museo de Viena se encuentra la que se cree que fue la sortija original. Los diamantes que se encuentran en el anillo están dispuestos en forma de “M” y hacen referencia a la unión eterna de Maximiliano y María.

Hay que entender el anillo de compromiso con diamantes como un símbolo de eternidad. Es por esta razón que se usa dicha piedra preciosa; por ser prácticamente indestructibles y duraderos, como símbolo de poder y en representación de algo invencible.

Y después de todo esto, lo primero, es conocerla. Para el novio, claro, pero también para el joyero. Elegir joyería para otra persona no es fácil pero debes recordar siempre que lo más importante, realmente, es su significado. El anillo de compromiso se trata de una joya muy especial porque formará parte de su vida y con los años se convertirá en el símbolo del vínculo que existe entre dos personas. La elección siempre debe ser un reflejo de la personalidad de la novia.

Cuentan los expertos que hombres y mujeres nos fijamos en aspectos diferentes de una joya. Cuando buscan un anillo de pedida, el primer acercamiento a la joyería lo suelen hacer ellos solos. Los hombres, por norma general, van con la idea de lo que ha escuchado a las amigas de la novia y a su madre. En definitiva, que el diamante se vea más y que esté más arriba, que sobresalga mucho. Esto se hacía antes, cuando las mujeres llevaban estas sortijas únicamente dos o tres veces al año, pero, en la actualidad, quieren llevarla a diario.

Pero, ¿hay modas en diamantes? ¿Hay modelos que podríamos llamar «seguros»? ¿Opciones demasiado arriesgadas? Pues bien, además de los clásicos solitarios, actualmente, se llevan las medias alianzas, repletas de pequeños diamantes, parecidas a la que recibió Letizia Ortiz en su pedida de mano.

Pero, es cierto que el solitario es la pieza de joyería por excelencia. Sencilla, clásica y con personalidad. Cada diamante es un mundo, es único por sus características. Y para certificar la calidad y el valor de un diamante, existe un código internacional de cuatro variables, las llamadas 4 C: Color, Claridad, Corte y Carat o quilates, en español, avalado por el principal organismo mundial en diamantes, el Instituto Gemológico Americano.

El corte es la forma precisa y la posición de las facetas del diamante. Es el factor más importante que define la belleza de la piedra y esto es algo en lo que coincide la mayoría de expertos. La claridad encargada de medir la pureza de la piedra, cuántas manchas o impurezas se encuentran en su interior y superficie, y dónde se encuentran dispuestas. Los diamantes perfectos son altamente inusuales. El color donde lo ideal en un diamante de compromiso es que sea incoloro. Cuanto menos color contenga un diamante blanco, más valioso es. Sin embargo, casi ningún diamante es perfectamente transparente. Y Carat o quilates en español, que serán los encargados de dar el peso y el tamaño del diamante. Es importante saber que los quilates no determinan el valor del diamante, simplemente son una característica más. El precio siempre viene dado por la confluencia de las cuatro C.

A la mayoría de los hombres le encanta decir a su prometida, “lo he diseñado yo”. Aunque la realidad sea que hayan cambiado la forma de la pieza o que hayan grabado un mensaje en el interior del anillo de compromiso. Esto les hace sentir más únicos.  Por lo que nuevamente, el valor emocional del diamante se impone sobre todo lo demás.

El detalle final y más romántico es grabar la pieza con una dedicatoria íntima. Así que el paso número cuatro está claro: el anillo de compromiso perfecto es único.