El pasado viernes dio comienzo el mes de Mayo, el mes de la primavera. Este nos acerca a los días soleados y a la subida de temperaturas, y como todos los meses del calendario, posee su propia piedra preciosa, que no podría ser otra que la esmeralda.
La palabra esmeralda proviene del latín smaragdus, cuyo significado es verde, y de ellas se dice que son el jugo de las flores del reino mineral.
La esmeralda lleva a sus espaldas una extensa y fascinante historia debido a la belleza de su tono verdoso, color de la primavera, que la ha convertido en una gema muy codiciada a lo largo de más de 4000 años por parte de las diferentes culturas del globo. Los antiguos la deseaban porque esta piedra preciosa simbolizaba el amor, el renacimiento y la eterna juventud.
Se dice que la explotación de las esmeraldas comenzó 1.800 años antes de Cristo, en el Antiguo Egipto para ser exactos, pero fue durante el reinado de Cleopatra cuando más se fomento la búsqueda de estas gemas, debido a la devoción que sentía la famosa reina egipcia por ellas. Las minas Sikair-Zubara, localizadas cerca de la ciudad portuaria de Berenice, eran denominadas por aquel entonces Smaragdus Mons (Montañas de Esmeraldas), pero la joven reina las bautizó como Las Minas de Cleopatra. Tras la muerte de Marco Antonio, y posteriormente de Cleopatra allá por el año 30 A.C. las minas fueron abandonadas, para ser redescubiertas en 1816 por Frederic Caillaud, un naturalista y gemólogo francés.
Las mejores esmeraldas del mundo son aquellas procedentes de Colombia, el mayor productor mundial de estas piedras preciosas. La historia de la esmeralda da un cambio histórico con el descubrimiento de América en 1492 por parte de los españoles. El fuego verde, tal y como es conocida la esmeralda, maravilló a los conquistadores, que sometieron a los Incas a una campaña sangrienta con el fin de localizar los yacimientos. Esto finalizó en 1557 con el descubrimiento de unas espectaculares minas de Muzo y Chivor en Colombia.
La esmeralda, al igual que el resto de gemas preciosas (exceptuando el diamante), no es un cristal puro y posee gritas, burbujas y fisuras. A esto se lo conoce como jardín interior de la esmeralda, que se forma en el subsuelo dando lugar a estas ramificaciones y aportando a la gema una identidad especial.
Las esmeraldas se relacionan con los matrimonios, compromisos y aniversarios debido a su simbología, que relaciona esta piedra preciosa con el amor y la juventud. Por lo tanto, un anillo de esmeraldas es una apuesta perfecta para ser entregado como anillo de compromiso o regalado en un momento especial con tu pareja.
En Navas Joyeros venimos a proponerte una joya preciosa, cuya gran protagonista es una esmeralda central de la mejor calidad. El anillo modelo Iguazu recibe su nombre de las famosas cataratas argentinas. Su diseño, elaborado en Oro de Primera Ley, reúne el brillo de los diamantes, los cuales simbolizan el agua al caer, con el verde intenso de las esmeraldas colombianas, que representan la frondosidad del paisaje.
Como ya hemos dicho, el anillo Iguazu otorga todo el protagonismo a una magnífica esmeralda natural tallada en forma cojín. La piedra preciosa se integra en la montura del anillo, la cual está cuajada de diamantes talla brillante en la parte superior. Los diamantes están seleccionados por los profesionales de Navas Joyeros entre los mejores, para crear así un mato de brillo homogéneo que acompaña a la belleza verde de la esmeralda. Cada una de las piedras preciosas queda engastada en la joya a través de un cuidado proceso con binocular. La difícil elaboración del anillo de esmeraldas y diamantes, unido a los estrictos criterios de calidad con los que la firma joyera elabora todas sus piezas, dan lugar a una joya perfecta, ideal para ser entregada en la pedida de mano, todo ello a un precio irresistible.
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