Una de las joyas más famosas de todos los tiempos es una perla con forma de gota, con un peso de casi 60 kilates y montada en un espectacular collar con más perlas, rubíes y diamantes, llamada La Peregrina.
Esta espectacular joya perteneció a Elizabeth Taylor, y actualmente pertenece a un comprador desconocido que la acaba de adquirir por un precio de unos 9 millones de euros a través de la sede neoyorquina de la casa de subastas Christie´s.
Su nombre, Peregrina no podía ser más acertado, a pesar de que no tenga que ver con el peregrinaje que ha vivido desde que fue encontrada a comienzos del siglo XVI en Panamá, su nombre es por la otra acepción de la palabra que significa «extraño, especial, raro o pocas veces visto», porque hasta la fecha no se había encontrado una perla de semejante tamaño y belleza.
En Panamá empezó su historia, encontrada por Diego de Tebes, Alguacil Mayor de Panamá, en 1515. Años más tarde, concretamente en 1580 se le entregó al rey Felipe II, y perteneció a los Borbones durante varios siglos, siendo incluso retratada por Velázquez en 1634 en una pintura en la que aparecía enganchada al sombrero de Felipe III.
La siguiente parada podría haber sido en manos de María Tudor, entregada por Felipe II, que estuvieron casados unos años. En la pintura de la época podría demostrar que la perla pasó por Inglaterra.
Los Borbones la exhibieron en numerosos cuadros, ya que La Peregrina era un símbolo de riqueza absoluta, pasada de padres a hijos como parte de las joyas de la familia hasta 1808, año en la que fue sustraida por José Bonaparte. Con ella viajó a Francia y Estados Unidos, pero regresó con ella finalmente a Europa. Heredada por Napoleón III, en 1848 se la vendió a unos nobles franceses.
Supuestamente no volvió a salir de Francia, pero se encontró un retrato de Zinaida Yusupova, descendiente de una familia rusa de abolengo, donde la joya colgaba de su cuello. La aristócrata pudría haberla comprado en 1826, lo que reveló que existen dos joyas similares, la que poseía la princesa rusa era La Pelegrina, una perla muy similar tanto en apariencia como en historia.
La familia Borbón la intentó recuperar, concretamente Alfonso de Borbón, despues de intentarlo en varias ocasiones, en 1969 después de décadas en Francia, La Peregrina volvía a ser subastada. Fue Alfonso de Borbón Dampierre quién pujó por ella hasta 20.000 dólares, aunque finalmente fue Richard Burton quién se la llevó por 37.000 dólares para regalársela a Elisabeth Taylor como detalle de San Valentín.
En 1969 la bella actriz recibía una de sus numerosas joyas, La Peregrina fue inmortalizada en la película Ana de los mil días, en la que Elisabeth Taylor da vida a Ana Bolena. Pero el formato «perla suelta» no debía convencerle, por eso, fue Elisabeth la que le encargó a la casa Cartier que le creara un soporte acorde con la calidad y espectacularidad de la bella perla.
En 1977 la casa francesa le incorporó un collar con más perlas, rubíes y diamantes, haciendo así que su valor se multiplique y luzca al más puro estilo bling-bling que tanto gustaba a la actriz hollywodiense, que lo volvió a llevar al cine con el musical A little night music.
Elisabeth Taylor adoraba a La Peregrina, tanto que la usaba a diario hasta sus últimos días, llegando incluso a ser mordisqueada en una ocasión por uno de sus perritos, sin causarle daño alguno, a juzgar por el aspecto perfecto que lucía la perla, anécdota contada por ella misma en su libro Mi historia de amor con las joyas.
Y en todo este periplo de familias de abolengo, famosas y películas, se habla de la existencia de otra perla, y está en nuestro país, en manos de la Casa Real española que asegura ser la verdadera.
Tras la compra de Richard Burton en 1969, el entonces Duque de Alba afirmó que la joya que había comprado no era la auténtica, ya que esta la tenía él. Esta supuesta Peregrina auténtica llegó a Juan Carlos I cuando llegó al trono y por consiguiente es la que luce la anterior reina Doña Sofía en algunas de sus apariciones públicas.
Como podéis ver, La Peregrina es una pieza única alrededor de la cual giran innumerables historias, y que, por que no, el comprador anónimo que se gastó 9 millones de euros en ella podría a ver comprado otra cosa… Dejemos que continúe el misterio por tan bella y codiciada pieza.
Pero si tú eres al igual que Elisabeth Taylor amante de las joyas, y más concretamente de joyas de perlas y diamantes, en Navas Joyeros te presentamos una amplia colección exclusiva en la que no encontrarás a La Peregrina, pero si piezas que no tiene demasiado que envidiarle y todo a precios inmejorables, muy por debajo de los millones que se gastó este comprador anónimo.
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