En Navas Joyeros os queremos hacer una visita histórica por el mundo de los diamantes presentando los diez diamantes más famosos del mundo.
El primero en el ranking es:
CULLINAN
El diamantes más famoso del mundo, y tiene razones de peso para serlo, concretamente 3000 quilates es el llamado Cullinan o Estrella del sur, encontrado en una mina sudafricana por Frederik Wells en 1905.
El diamante en bruto fue entregado al rey Eduardo VII que ordenó tallarlo en 150 piezas, llamadas Cullinan I, Cullinan II…
El Cullinan I, de 530.20 quilates se encuentra engastado en el Centro de la Cruz de la Corona Inglesa, mientras el Cullinan II es el principal atractivo de la Corono del Estado Imperial Británica, conservado en el Museo de la Torre de Londres.
ORLOV
Diamante perteneciente a la colección de diamantes del Kremlin, Moscú, de 300 quilates, y con forma de huevo cortado a la mitad.
Fue descubierto en un templo hindú situado en el sur de la India, y la historia cuenta que fue utilizado como el ojo de la estatua Sri Ranganatha, deidad consagrada en el templo de Srirangam en el sur de la India, antes de ser robado en 1700 por un desertor francés que, coincidencias, se había convertido al hinduismo, adorador de esa estatua, inaccesible para cualquier cristiano.
A partir del robo, la piedra pasó de mano en mano por mercaderes de todo el mundo hasta llegar a Ámsterdam, donde lo compró el conde Orlov como obsequio para Catalina la Grande, que lo colocó en el centro del cetro imperial ruso.
CENTENARIO
Este diamante, de 273.85 quilates fue descubierto por Gabi Tolkowsky en una mina del sur de África en julio de 1986.
Se tardó casi 3 años en completar la transformación perfecta del diamante. Posee 247 facetas y pertenece a las joyas de la corona británica.
Desde mayo de 1991 se encuentra en la Torre de Londres.
EL REGENTE
Este diamante perteneció a las joyas de la corona de Francia.
Tiene 140.50 quilates y talla brillante y es considerado el diamante más bello del mundo, gracias a su corte perfecto.
Fue descubierto en La India en 1968 y comprado por Thomas Pitt en Madrás, el cuál vendió al duque de Orleáns, por donde llegó a formar parte de las joyas de la corona francesa.
Engastado en la corona que el rey Luis XV lució en su ascensión al trono; para más tarde acabar en la empuñadura de la espada de Napoleón Bonaparte.
Actualmente se puede contemplar en el museo Louvre de París con otras joyas de la corona.
KOH-I-NOOR (MONTAÑA DE LUZ)
Koh-i-noor, “Montaña de luz” en persa, es un diamante de 105 quilates, con una larga historia que se remonta a 1304, encontrado en una región india, una de las zonas diamantíferas más antiguas del mundo.
Fue propiedad de gobernantes de todo el mundo que lucharon amargamente por él, tomándolo como trofeo de guerra una y otra vez. Finalmente acabó en las manos de la Compañía de las Islas Orientales, para formar parte de la colección de las joyas de la corona británica.
El diamante Koh-i-noor ha sido reclamado por Pakistán, pero las presiones no han podido con Gran Bretaña y actualmente se encuentra expuesto en la Torre de Londres.
Pero lo más curioso de este diamante es la leyenda que hay detrás, que dice que existe una maldición que hace que los hombres que lo posean caigan en desgracia, excepto si es una mujer.
Un texto hindú datado de 1306 relata:
» Quien posea este diamante dominará el mundo,
pero también conocerá todas sus desgracias.
Solo Dios, o una mujer, pueden llevarlo con impunidad »
Otro dato más que demuestra que los diamantes son el mejor amigo de una mujer.
EL OJO DEL ÍDOLO
Este diamante, con forma de huevo de gallina aplanado tiene 70 quilates.
Fue robado del templo hindú de Sri Rangen, en La India, de la misma estatua, y formaba el ojo de la estatua de Brahma, de ahí su nombre.
En 1607 pertenecía al príncipe persa Rahab, que lo perdió ¡por una expropiación! Como pago por una deuda de años.
Finalmente, acabó en las manos del Jeque de Cachemira que lo utilizó como pago al Sultán de Turquía para rescatar a la princesa Rasheetah.
TAYLOR-BURTON
Diamante de 69.42 quilates, con forma de pera, encontrado en 1966 enh una mina de Transvaal, situada en Sudáfrica.
Comprado por Richard Burton por 1.1 millones de dólares para regalárselo a Elisabeth Taylor, amante confesa y gran coleccionista de diamantes.
Más tarde, el diamante fue vendido por su nueva propietaria por 2.8 millones de dólares, donados a un horpital en Biafra.
El diamante fue visto por última vez en Arabia Saudí.
SANCY
El diamante Sancy, tallado en briolette, tiene 55 quilates, una pureza muy alta y un color amarillo ligero.
Además de por su propias características, el diamante Sancy es famoso por su larga historia, ligada a monarcas europeos y familias importantes.
No hay seguridad sobre la fecha y el lugar de su descubrimiento, pero se cree que se encontró en la India y llegó a Europa en 1500, en manos de Carlos el Intrépido, Duque de Borgoña.
Tras pasar por diferentes familias reales de Europa: Inglaterra, Portugal… llegó a Francia, hasta que se perdió durante los saqueos de la Revolución Francesa.
Hasta que apareció en 1828, y tras dar de nuevo más vueltas por diferentes familias poderosas volvió a Francia para quedarse.
HOPE
Diamante conocido también con el nombre Diamante Azul o Joya de mar, llamado así por su característico color azul y un peso de 45.52 quilates.
Lo más conocido de este diamante es la leyenda que hay tras él, una maldición que persigue a sus poseedores.
Perteneció a las joyas de la corona francesa, hasta que fue robado por los revolucionarios, para empezar de nuevo su periplo de familia en familia adinerada y su maldición con él.
Desde el año 1958 se expone en el Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana en Washington, siendo la pieza más visitada.
Acabándose así la “maldición” que perseguía a este maravilloso diamante o más bien a sus antiguos propietarios y su codicia.
HORTENSIA
Diamante de 20 quilates con un característico color melocotón, llamado así en honor a la reina de Holanda Hortense de Beauharnais, hija de la primera esposa de Napoleón.
No está clara su procedencia, perteneció a las joyas de la corona de Francia, y saqueado en los disturbios de la revolución como muchas de estas piezas.
Apareció finalmente, y desde 1887 podemos disfrutar de él en el parisino museo del Louvre.
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